Rafael Correa : « Imponer nuestras condiciones al capital transnacional, construir la integración regional »

© Pablo Porlan/Hans Lucas, Le Vent Se Lève

Tras una primera entrevista en Bruselas en 2019, volvemos a encontrar al presidente Rafael Correa tres años después, en París. Mientras tanto, el contexto ha cambiado radicalmente en América Latina: la izquierda ha ganado las elecciones en países claves, las fuerzas neoliberales están en retroceso y el expresidente brasileño Lula, a punto de llegar al poder, afirma querer relanzar la integración regional y acabar con el dominio del dólar. Paradójicamente, las ambiciones de romper con el actual orden mundial parecen ser menores que hace una década. América Latina ya no es un polo de contestación del paradigma dominante como lo era antes. Le Vent Se Lève entrevistó a Rafael Correa sobre este nuevo contexto y las perspectivas para su país y el subcontinente.

La entrevista fue realizada por Vincent Ortiz, redactor jefe adjunto de Le Vent Se Lève y doctorando en economía, Keïsha Corantin, jefe de la sección “América latina” de Le Vent Se Lève y doctoranda en geografía, y Vincent Arpoulet, doctorando en economía del desarrollo. Fue editada por Nikola Delphino, Alice Faure y Seb Tellor.

Le Vent Se Lève – Una nueva ola de izquierda está surgiendo en América Latina, incluso en el corazón de bastiones históricos del neoliberalismo, marcada con la victoria de candidatos de izquierda como Gustavo Petro en Colombia y Gabriel Boric en Chile. La nueva generación de activistas latinoamericanos reivindica la herencia de las experiencias progresistas de los años 2000, pero también pretende aportar una mirada crítica. En el ámbito medioambiental, no dudan en adoptar una postura “anti extractivista”, en el plano cultural esa izquierda es muy sensible a las demandas de extensión de las libertades individuales. Sin embargo, en los frentes económicos, financieros y geopolíticos, parece menos ambiciosa. ¿Qué opina de esta nueva generación de izquierda?

Rafael Correa – En primer lugar, esta nueva izquierda es un producto de la anterior. Los procesos progresistas fueron obstaculizados de forma antidemocrática a través de golpes de Estado, como en Bolivia y Brasil, o a través de traiciones con campañas de la prensa, “fundaciones” y “ONGs” controladas desde EE. UU., como en Ecuador [1]. Este renacimiento conservador lo vimos venir desde lejos, en 2014, operando de forma antidemocrática. En América Latina no tenemos una verdadera democracia, y no la tendremos mientras la prensa siga interfiriendo en los asuntos políticos de manera tan frontal y manipulando la verdad. Sin la verdad no hay democracia, sin la verdad no hay elecciones libres.

Nota del editor : sobre este último tema, el lector francofono podrá leer el artículo de Vincent Ortiz publicado en Le Vent Se Lève: « Comment Washington a remis la main sur l’Équateur : quatre ans d’une reconquête souterraine »

Los ciudadanos pueden comparar cómo los conservadores han ganado poder y cómo lo han hecho los progresistas. Los movimientos progresistas vuelven con fuerza a través de las elecciones, como en Brasil en este momento.

Hay una fuerte oposición a la emancipación del dólar por parte de las élites, que hablan español pero piensan en inglés, y de la prensa, que manipula las conciencias

Sí, creo que nos encontramos con una izquierda un tanto diferente en temas medioambientales, que mantiene un discurso “anti-neoextractivista” en algunos casos, como en Chile, o incluso en Colombia. Creo que se equivoca. Creo que los recursos naturales son una ventaja ineludible y la mejor oportunidad de desarrollo para América Latina, siempre y cuando se utilicen de forma social y ambientalmente responsable. Debemos aprovechar nuestros recursos naturales. Sería irresponsable no hacerlo ante la pobreza y las necesidades básicas que tenemos.

Esta nueva izquierda tiene un discurso más moderado en cuestiones socioeconómicas, y una perspectiva más posmoderna en cuestiones culturales: promueve el matrimonio gay o los derechos de los animales. Estos temas nos interesan a todos -y son de gran interés para algunos grupos relativamente pequeños-, pero creo que hay algunos temas que siguen siendo prioritarios como acabar con la pobreza y la exclusión socioeconómica en América Latina. Esta es la peor injusticia, es la cuestión moral más importante. No debemos olvidar nunca nuestra principal razón de ser: crear una América Latina más justa en un mundo más justo, porque seguimos viviendo en una América Latina llena de injusticias, que sigue siendo presa de intereses extranjeros.

LVSL – Hablando de intereses extranjeros, las recientes declaraciones de Lula sobre la necesidad de acabar con el reinado del dólar han causado revuelo. En cuanto a Ecuador, su país, ha sufrido una forma extrema de dolarización, pero toda América Latina está sufriendo la dominación del dólar de una u otra forma [2]. ¿Cree que este giro a la izquierda en América Latina, la probable victoria de Lula en Brasil y el actual contexto geopolítico allanan el camino para un cambio de paradigma en el ámbito monetario? ¿Sería alcanzable el fin del dominio del dólar y el rediseño de las estructuras comerciales internacionales entre América latina y Estados Unidos?

Nota del editor: sobre este tema, vea aquí la intervención (en francés) de Guillaume Long, ex-canciller ecuatoriano, en una conferencia organizada por Le Vent Se Lève en marzo de 2018 en la École normale supérieure de París: “Euro, franc CFA, dollar: l’ère de la servitude monétaire?””

RC – Si Lula gana en Brasil, el equilibrio geopolítico en la región cambia radicalmente. Se trata de un país de 200 millones de personas, un tercio de la población de América Latina. Las declaraciones de Lula son muy prometedoras, y ya hemos mencionado esta perspectiva. Con UNASUR, nuestra idea era crear una moneda regional seguida de una unión monetaria. Es absurdo que sigamos dependiendo del dólar para el comercio. Mediante el uso de una moneda regional, podríamos crear un sistema de compensación regional. En este momento, por ejemplo, si Perú vende 100 millones de dólares a Ecuador y éste vende 120 millones, tenemos que utilizar 220 millones de dólares. Pero con una moneda regional, Perú podría vendernos 100 millones y nosotros les venderíamos 120 millones, y el saldo total sería de 20 millones. Cada país pagaría el precio de las importaciones en moneda nacional y el saldo total se pagaría en dólares. Así que sólo 20 millones de dólares irían de Perú a Ecuador.

Propusimos esta alternativa; el objetivo era tener una moneda contable, como el ecu, y luego una moneda regional. Pero no hay que engañarse : hay una fuerte oposición a este proyecto por parte de las élites, que hablan español, pero piensan en inglés, y de la prensa, que manipula las conciencias para mantener la dependencia al dólar.

El caso de Ecuador es muy grave; ni siquiera es comparable al de Grecia, que ha sufrido el euro como moneda común, pero al menos es una moneda común. El dólar es una moneda extranjera. A través del dólar, importamos los imperativos de la política monetaria de Estados Unidos, cuyos intereses y estructuras económicas son completamente diferentes de los nuestros.Las élites intentan vender la idea de que la dolarización es algo positivo. Los ciudadanos son receptivos a esto: piensan en términos dolarizados, y creen que si se devalúa una moneda, tendrán menos dólares en sus bolsillos. Pero si todo el mundo tiene dólares en el bolsillo y nadie produce, la economía se hunde… Es importante recordar que el conjunto es más que la suma de sus partes, de ahí la relevancia de una ciencia como la macroeconomía.

© Pablo Porlan / Hans Lucas, Le Vent Se Lève

De manera similar, las élites han tratado de inculcar un sentimiento de rechazo a los impuestos en Ecuador, utilizando un razonamiento igualmente absurdo: “si alguien no paga impuestos, bien por él”, pero si nadie lo hace, el sistema se rompe. Este sesgo individualista se ha utilizado masivamente para engañar a los ciudadanos. Así, el dólar cuenta con un fuerte apoyo popular. De ahí la necesidad de un proceso de concienciación sobre la cuestión monetaria. Lula tiene razón cuando dice que hay que acabar con esta moneda. Hace unos años propusimos iniciativas en este sentido, y ahora tenemos que avanzar hacia una moneda regional.

LVSL – Este contexto geopolítico favorable no es nuevo. A finales de la década de 2000, cuando en su mayoría América Latina estaba gobernada por la izquierda, se creó un Banco del Sur, así como otros proyectos para generar instituciones en posición de competir con el Banco Mundial y el FMI. Estos proyectos no tuvieron éxito. ¿Considera el contexto actual más prometedor?

RC – Creo que la comparación es contra el contexto actual: antes teníamos mejores condiciones, más margen de maniobra y fuertes ambiciones. Creamos la UNASUR con el objetivo de la integración integral. Utilizamos este concepto porque no nos interesaba comerciar o crear un mercado, sino sentar las bases de una “nación de naciones”, como soñaba Simón Bolívar, mediante la coordinación de las políticas de defensa, las infraestructuras energéticas, las políticas macroeconómicas. Queríamos ir en contra de los procesos anteriores, caracterizados por la competencia entre la clase obrera de nuestros diferentes países -lo que generaba una presión a la baja sobre los salarios- y las exenciones fiscales destinadas a enriquecer el capital transnacional. Con UNASUR, hemos impuesto nuestras condiciones a este capital transnacional. Hoy día apenas se menciona, a pesar de ser un tema de gran actualidad.

En el centro de esta nueva dinámica, para la que UNASUR ha sentado las bases, se encuentran los embriones de una nueva arquitectura financiera regional. Consistiría en un Banco del Sur, un Fondo Monetario del Sur donde acumularíamos nuestras reservas, y que garantizaría un sistema de compensación regional con una moneda común. Hoy ya no se habla de proyectos tan ambiciosos. Antes había más voluntad, aunque el proyecto del Banco del Sur estaba bloqueado, porque algunos países de la región no estaban interesados en él: ya tenían su propio banco de desarrollo.

No sé por qué la gente encuentra tan sorprendente que tengamos vínculos con China : China financia la economía estadounidense, China es el mayor acreedor del mundo !

Así que las fuerzas son menos favorables que antes, pero el proyecto de una nueva arquitectura financiera para el Sur es más necesario que nunca.

LVSL – ¿En este nuevo orden geopolítico liberado de la influencia estadounidense, cuál sería el papel de China? En el caso del Ecuador, el acercamiento a China le ha permitido contrarrestar la hostilidad de los mercados financieros estadounidenses y establecer importantes acuerdos de cooperación. En su discurso de 2016 en Ecuador, el presidente Xi Jinping presentó la acción de China como dirigida a permitir que los estados latinoamericanos se liberen de su dependencia de los recursos naturales. Sin embargo, algunos acuerdos con China plantean dudas ; podríamos dar muchos ejemplos, pero nos limitamos a mencionar los préstamos condicionados al acceso garantizado de China a los recursos petroleros y minerales del continente. ¿No teme que China persiga la misma lógica imperial que los Estados Unidos?

RC – Sólo para aclarar: defendiendo nuestra soberanía y construyendo la integración regional, podemos hacer mucho, pero no podemos hacerlo todo. Hay realidades económicas y políticas que no podemos ignorar: Estados Unidos es nuestro mayor socio comercial. No nos interesa luchar con ellos, sólo nos interesa nuestro desarrollo. La nueva izquierda no puede llamarse simplemente “anti” (antiimperialista, anticapitalista). La matriz de mi lucha es la lucha contra la pobreza, la injusticia y el subdesarrollo, por lo que considero que el capitalismo neoliberal es el sistema más absurdo que se puede concebir para una región tan desigual como América Latina. No por fantasías teóricas sobre la necesidad de abolir el capitalismo neoliberal, sino porque sé perfectamente que este modelo no nos ha permitido desarrollar nuestro país.

Podemos hacer mucho, pero no podemos hacerlo todo. Podemos tener una relación de iguales, no como país, porque Estados Unidos tiene un poder económico mucho mayor que el nuestro, sino como región.

En cuanto a China, no sé por qué la gente encuentra tan sorprendente que tengamos vínculos con China. China financia la economía estadounidense, China es el mayor acreedor del mundo… ¿por qué no deberíamos beneficiar? China tiene una enorme capacidad de financiación. ¿Cuál es su talón de Aquiles? Energía, hidrocarburos. Nosotros tenemos capacidad para exportar hidrocarburos y necesitamos financiación: nuestras necesidades coinciden. Es la razón de nuestro acercamiento estratégico a China.

No hay contradicción con la defensa de nuestra soberanía: nunca permitiremos que ningún imperio nos imponga sus condiciones. Por supuesto, como cualquier banco de desarrollo – como el japonés, el brasileño… – el banco chino nos presta dinero para que sus empresas puedan invertir. Todo el mundo lo hace. Y todo el mundo utiliza a China para financiar su economía. ¿Por qué estaría mal que América Latina también lo hiciera?

LVSL – La actualidad política del Ecuador fue marcada por una oleada de movimientos sociales muy importantes, y violentamente reprimidos, que no consiguieron una victoria decisiva. Ecuador está acostumbrado a estos movimientos callejeros, que han llevado a tres presidentes a soltar el poder. ¿Cómo analiza el fracaso de este movimiento?

RC – Este fracaso se debe principalmente a los líderes de las manifestaciones. Para esta izquierda, la protesta social aparece como el fin, no como el medio. La lucha, por supuesto, es necesaria para ganar derechos. Pero durante mis diez años de gobierno, de 2007 a 2017, conseguimos triplicar el salario mínimo, consolidar los derechos de los trabajadores, imponer una redistribución masiva de la riqueza y la renta, mejorar el acceso a la sanidad y la educación… simplemente votando. Y, sin embargo, esta gente salió a la calle a protestar contra mi gobierno, ¡y luego apoyó a Guillermo Lasso! Lasso, que aparece en los Pandora Papers, ha aplicado un brutal programa neoliberal desde su elección, que ha generado una considerable violencia. Como resultado de su fracaso, estamos pasando de ser el segundo país más seguro de América Latina a altos índices de inseguridad.

¿Cómo pueden protestar contra el neoliberalismo cuando lo han apoyado? Esta es la contradicción de la CONAIE, este movimiento supuestamente de izquierda que intenta imponer su programa electoral por la fuerza [3].

© Pablo Porlan/Hans Lucas, Le Vent Se Lève

Tiene poco poder electoral – pierde sistemáticamente en las elecciones – pero tiene un gran poder de hecho, por su capacidad de movilización, hablo por experiencia. En 2013, propuse que el país “extrajera hasta la última gota de petróleo y hasta el último gramo de oro” para salir de su subdesarrollo y erradicar la pobreza. Mi rival, el candidato de la CONAIE, Alberto Acosta, propuso al país lo contrario: no al “extractivismo”, al petróleo y a la minería. Él obtuvo el 3% de los votos y yo casi el 60%. Y a pesar de ello, la CONAIE trató de imponernos su programa a través de las calles.

Nota del editor: Para un debate sobre la “Revolución Ciudadana” ecuatoriana y su desmantelamiento, lea nuestra entrevista (en francés) en Le Vent Se Lève con Guillaume Long, ex-canciller del Ecuador: “Comment la révolution citoyenne d’Équateur a été trahie”. Para un análisis de las posiciones “antiextractivistas”, lea el artículo de Matthieu le Quang: “Rompre avec l’extractivisme: la quadrature du cercle?

Si Julian Assange hubiera denunciado crímenes de guerra rusos o chinos, se le habría erigido un monumento en el centro de Washington

En consecuencia, no apruebo los métodos ni la plataforma política de la CONAIE. Su apología de la fuerza y la lucha trivializa la violencia. ¡La represión causó la muerte de siete manifestantes! Muchas personas perdieron la vista. Estoy de acuerdo con la necesidad de resistir contra los ataques a nuestros derechos… pero no en el marco de una organización que pretende imponer su agenda por la fuerza, ¡un año después de haber apoyado al presidente Lasso! La CONAIE se complace en criticar el neoliberalismo, cuando hace poco lo apoyaba.

LVSL – En el Parlamento hubo un intento de destitución del presidente Guillermo Lasso, que fracasó porque una parte de la izquierda – y en particular los miembros del movimiento indígena Pachakutik y del partido Izquierda Democrática – no apoyaron esta votación. En Europa, los medios de comunicación destacaron la tensión entre las organizaciones indígenas y los “correístas”, los presentaron como factores clave en la división de la oposición a Guillermo Lasso. ¿Cómo analiza esta secuencia y su tratamiento mediático?

RC – El análisis de los medios de comunicación es muy parcial. También denuncio la represión del gobierno de Lasso. Fue brutal y criminal. La policía recibió la orden de disparar a los manifestantes según su criterio. Esto también es motivo suficiente para que Lasso se vaya. La detención de Leónidas Iza fue un secuestro, y lo condenamos, como hemos condenado todas las violaciones de los derechos humanos. Esto no significa que estemos de acuerdo con los métodos o la plataforma de la CONAIE, como he dicho antes. Todo esto ha sido muy mal interpretado por la prensa, tanto latinoamericana como ecuatoriana. Su objetivo es difundir la desinformación y mantener a los ciudadanos en la oscuridad.

En diez años hubo siete presidentes. Desde 1996, ningún gobierno ha completado su mandato, hasta que fui elegido. Los conflictos eran frecuentes, así como los cambios de poder. Pero las soluciones no eran ni democráticas ni constitucionales. Ante el fraude democrático que podía existir, introdujimos en la Constitución procesos parlamentarios para dar una salida institucional, democrática y pacífica a los conflictos. El régimen ecuatoriano, como otros de la región, era presidencialista. Existe una fuerte tradición presidencialista en América Latina. Hemos introducido un presidencialismo flexible, que no significa débil. ¿Cómo se traduce esta flexibilidad? Por el hecho de que, cuando vemos un fracaso total del gobierno, su incumplimiento de la Constitución, etc., existe la posibilidad de revocar su mandato.

Propusimos este procedimiento para resolver la crisis, la gente estaba siendo asesinada en las calles, la policía estaba golpeando a la gente y matándola, los que estaban violando la Constitución eran ellos. Perdimos la votación porque sólo conseguimos 80 de los 92 necesarios. Así que logramos convocar elecciones anticipadas para resolver esta grave crisis de forma constitucional, democrática y pacífica: con votos, no con balas.

LVSL – Julian Assange vuelve a estar en el punto de mira de los medios de comunicación ahora que su extradición a Estados Unidos está a punto de ser finalizada por la justicia británica. Bajo su mandato, Ecuador le concedió asilo político durante varios años, hasta que fue expulsado bajo la presidencia de Lenín Moreno. En retrospectiva, cómo analiza esta elección, y cuál es el legado de Julien Assange y Wikileaks para usted?

Nota del editor: Vea aquí nuestros artículos sobre el caso Julian Assange

RC – Cuando examinamos el caso de Julian Assange, quedó claro que no había ninguna garantía del debido proceso. Así que tomamos la decisión soberana de concederle asilo, que es un derecho que tiene cualquier país. No tenemos que justificar nada.

En cuanto a lo demás, hay que mencionar, por supuesto, los abusos del Reino Unido, que nunca dio un salvoconducto a Assange, así como las presiones a Lenín Moreno, que rompió el artículo 41 de la Constitución, que prohíbe explícitamente el regreso de un refugiado que haya sido procesado por otro país. Pero en la mente de Lenín Moreno, ya que Correa había concedido asilo a Assange, tenía que oponerse, no le importaba sacrificar a un ser humano.

El caso de Julian Assange es una vergüenza mundial, es una manifestación de la doble moral que domina el orden internacional: si Julian Assange hubiera denunciado crímenes de guerra rusos o chinos, se le habría erigido un monumento en el centro de Washington, pero como denunció a los de Estados Unidos es un delincuente, deberían meterlo en la cárcel por 170 años.

Eso no es todo: las contradicciones en la gestión de este caso llegan hasta el punto de que se alega que divulgó información confidencial. Todo Estado tiene información confidencial, es una prerrogativa de la soberanía nacional, pero los crímenes de guerra son otra cosa, hay que denunciarlos, y eso es lo que hizo Julian Assange.

No publicó esta información él mismo: se la dio a los periódicos – el New York Times, El País, Der Spiegel en Alemania, The Guardian en el Reino Unido, etc… ¿Y qué se hizo con estos periódicos que publicaron la información? Nada.

Esto es una terrible justicia de dos velocidades, va en contra de los principios más básicos de la libertad de prensa. Lo que es aún más grave es el silencio del periodismo mundial, no sé si es que no les gusta Julian Assange. Puede no gustarme o disgustarme, no lo conozco personalmente, nunca hemos hablado, ni siquiera por teléfono, sólo le hice una entrevista una vez.

Pero estamos hablando de una terrible injusticia, y de una persona cuyo error es haber dicho la verdad y haber denunciado los crímenes de guerra. Esto demuestra la doble moral y el desprecio imperante por los derechos humanos.

Notas :

[1] En noviembre de 2019, un golpe policial y militar derrocó al presidente boliviano Evo Morales, poniendo fin a los trece años de gobierno del Movimiento al Socialismo (MAS). Tres años antes, el Senado brasileño destituyó a Dilma Rousseff en un proceso de impeachment alimentado por un clima mediático hostil a la presidenta brasileña. Posteriormente, el poder judicial iba a impedir que el ex jefe de Estado Lula se presentara a las elecciones presidenciales a pesar de su alta popularidad y lo condenó a prisión, allanando el camino para la victoria de Jair Bolsonaro. Del mismo modo, en Ecuador, el poder judicial y la prensa hicieron mucho para sacar a los “correístas” del poder y llevar al presidente Lenín Moreno, a pesar de ser apoyado por Rafael Correa, a iniciar un giro neoliberal y proamericano.

[2] Los países latinoamericanos son vulnerables a las fluctuaciones de las tasas de la FED. Si los tipos de interés suben y los de América Latina se mantienen fijos, se producirá una fuga de capitales hacia Estados Unidos. Además, en los países que se enfrentan a una alta inflación, la población tiende a alejarse de la moneda nacional en favor del dólar, que se considera más fiable. Estos dos fenómenos llevan a los gobiernos latinoamericanos a vincular su moneda al dólar – o, en casos excepcionales, como Ecuador y El Salvador, a sustituirlo por el dólar.

[3] La CONAIE es, en términos cuantitativos, la principal organización indígena. Sus relaciones con el movimiento de Rafael Correa han sido tensas. Sus dirigentes han convocado con frecuencia manifestaciones contra su gobierno. Los “correistas” les han acusado de hacer el juego a la oposición liberal.

« L’Amérique latine avait perdu sa place dans le monde » – Entretien avec la ministre des Affaires étrangères chilienne

© Marielisa Vargas

Nouvelle ministre des affaires étrangères au sein du gouvernement du Président Gabriel Boric, Antonia Urrejola était il y a encore quelques mois la Présidente de la Commission Interaméricaines des Droits de l’Homme. Dans cet entretien, elle aborde les chantiers de sa gestion et s’engage dans la reconstruction d’une politique étrangère qui fut très critiquée pendant le mandat de Sebastian Piñera. Priorité aux droits humains, l’environnement, le droit des femmes et l’intégration régionale. Avec un degré de pragmatisme, la nouvelle ministre débute sa gestion dans une région qui confirme un tournant à gauche mais souffre de nombreux reculs notamment en matière de pauvreté à cause de la pandémie. Pierre Lebret l’a rencontrée à Santiago pour Le Vent Se Lève.

Pierre Lebret – Le monde se souvient du « Chile despertó » comme une leçon d’un peuple contre un système profondément inégalitaire, contre les abus. Aujourd’hui, le Chili a le plus jeune président de son histoire et se dirige vers une nouvelle Constitution. À quels changements le peuple chilien peut-il s’attendre en matière de politique étrangère ?

Antonia Urrejola – En matière de politique étrangère, le Chili doit répondre à ce que vous venez de souligner. Effectivement, Chile despertó1, et aujourd’hui nous avons un jeune président avec une forme de leadership qui est nouvelle pour le Chili et la région. C’est un leadership empathique, qui représente non seulement la jeunesse, mais aussi une gauche démocratique, qui a un regard inclusif sur tous les secteurs, toutes les communautés et toutes les diversités, et je crois que la politique étrangère doit être le reflet de ce leadership que témoigne le président Gabriel Boric. Dans cette perspective, nous devons promouvoir une politique étrangère la plus ouverte possible, une politique étrangère en contact avec les pays voisins, avec les différentes chancelleries des autres pays, avec les organisations multilatérales. Je souhaite être également en contact et au plus près des personnes, à la fois vis à vis des attentes de nos citoyens, mais également lors de mes déplacements futurs, j’espère vraiment avoir un espace pour rencontrer et écouter les sociétés civiles au sein des pays là où je me rendrai. Je crois que l’élan que donne le Président Boric, cette empathie, doit se refléter aussi au niveau de la politique étrangère.

PL – Quelles seront les priorités du Chili en matière de politique étrangère ? En quoi consiste cette diplomatie que vous définissez comme « turquoise » et féministe ?

AU – La politique étrangère dialogue avec la politique intérieure, et la diplomatie turquoise répond aux enjeux prioritaires que sont la crise climatique et la question environnementale. La nomination de Maisa Rojas est un message fort en ce sens pour la région et le monde, elle est connue pour sa lutte contre le changement climatique et c’est un signal du Chili vis à vis de l’étranger. La diplomatie turquoise est une vision globale des effets du changement climatique, à la fois de la biodiversité, à cause de la couleur verte, mais également en lien avec la question des océans, et là, je veux reconnaître le travail réalisé par l’ancien ministre des Affaires étrangères Heraldo Muñoz2 dans ce domaine, dans un pays qui compte avec de vastes zones océaniques comme le Chili.

Si nous voulons faire face au changement climatique, nous devons avoir une forte politique environnementale comme axe prioritaire, nous devons traiter les questions de biodiversité et la question océanique et antarctique. C’est pourquoi cette diplomatie turquoise, qui est une synthèse de ces perspectives, devrait nous permettre d’avoir une voix beaucoup plus forte, tant au niveau multilatéral, mais aussi bilatérales avec la mise en place d’agendas communs sur ces questions. Seuls, nous ne pouvons pas faire face à la question climatique, énergétique et environnementale.

En matière d´égalité de genre, le président a été très catégorique sur l’importance d’une politique féministe. Par exemple, c’est la première fois que le Comité politique intègre la Ministre des femmes, ce n’est pas un fait isolé et cela témoigne d’une politique féministe, car cela va permettre à l’agenda de genre d’être une dimension transversale à la politique gouvernementale. La politique étrangère doit également y répondre, y compris la transversalité de la politique féministe. Lorsque nous parlons du changement climatique ou de l’inégalité structurelle que connaît le Chili dans des organisations internationales comme la CEPALC par exemple, la perspective de genre sera également incluse dans toutes ces conversations. Cela aura également un effet sur la nomination des femmes ambassadrices, où la parité sera essentielle. Nous devons commencer à travailler pour réduire l’écart entre les sexes au sein du ministère des Affaires étrangères lui-même, dans la représentation diplomatique elle-même, dans la carrière diplomatique et dans la formation des futurs professionnels diplomatiques. D’ailleurs nous avons nommé une femme, féministe, comme directrice de l’Académie diplomatique.

PL – Ces dernières années, on voit comment des gouvernements conservateurs ont quitté des organisations comme l’UNASUR pour en créer d’autres sans grande ambition intégrationniste. Seule la CELAC a pu être relancée par le gouvernement mexicain. Pour vous, comment et en quoi doit consister l’intégration régionale, vers quoi doit-elle s’orienter pour qu’elle soit durable et utile aux peuples de la région ?

AU – Il existe plusieurs espaces d’intégration régionale. La première des priorités en matière d’intégration c’est celle que nous devons construire avec nos pays voisins, ils représentent une dimension essentielle dans les relations internationales, et il faut d’abord commencer par renforcer la coopération avec ces pays, travailler sur des agendas communs, et notre pays en particulier compte tenu des divergences que nous avons eues sur les questions frontalières. Des divergences continueront d’exister, mais l’important c’est que l’on puisse trouver des objectifs communs pour travailler ensemble et cela doit s’inscrire sur le long terme au-delà des gouvernements en place, il y a des problèmes communs qui nous rassemblent.

Pour le Président, la relation de notre pays avec l’Amérique latine est fondamentale. Il faut récupérer la voix de l’Amérique latine dans les enceintes mondiales, et c’est un enjeu que le Président m’a indiqué comme étant une priorité absolue, pour que la région se repositionne sur des enjeux majeurs comme le changement climatique, étant donné que nous sommes l’une des régions les plus touchées par ce phénomène. Nous devons avoir une voix commune sur ces questions. L’intégration régionale c’est aussi trouver un chemin commun, concernant l’environnement, la crise migratoire, le trafic de drogue, le commerce équitable, le développement durable, nous devons établir ce chemin commun avec les pays de la région au-delà de nos différences idéologiques. Nous pouvons avoir des différences idéologiques, et nous pouvons avoir des alliances dans l’espace idéologique plus proche de nous, avec des points de vue communs, mais cela ne veut pas dire que nous n’allons pas travailler à l’intégration régionale avec tous les pays de la région.

Aujourd’hui, nous avons un continent fragmenté, polarisé, où les espaces de dialogue ont été perdus, et il n’y a que des espaces de dialogue entre ceux qui sont idéologiquement liés et c’est ce que nous voulons laisser derrière nous. Au-delà du fait que le Président va avoir des relations plus personnelles ou un rapprochement avec certains gouvernements de la région en raison de l’existence de points de vus idéologiques communs. Mais en même temps, l’intégration doit être renforcée par rapport aux grands enjeux qui nous concernent tous, et là il ne peut pas y avoir de gouvernements de gauche et de droite. Et en ce sens, l’idée n’est pas de générer davantage d’organisations régionales. Ce qui s’est passé avec des organisations comme Prosur, avec son biais idéologique, ce qui a été fait, c’est qu’ils ont fragmenter le continent, et finalement la région aura perdu sa voix sur la scène globale sur des enjeux communs qui nous concernent tous.

PL – Mais l’UNASUR avait réussi une certaine unité au-delà des gouvernements de l’époque…

AU – Oui exactement. C’est pourquoi il est nécessaire de renforcer les initiatives qui existent et qui ont fonctionné, renforcer le dialogue régional, le dialogue avec les pays voisins, et générer les approches nécessaires pour construire et défendre des agendas communs. Les différences idéologiques sont normales et ont toujours existé, mais nous ne pouvons pas continuer à fragmenter la région. En fin de compte, ce qui se passe avec l’Amérique latine, c’est qu’elle a perdu de la visibilité, qu’elle a perdu de la place sur la scène mondiale, qu’elle a été perdue, sans parler de l’idée que se font certains que l’Amérique latine est une région développée qui n’a pas besoin de plus de coopération alors que la vérité est complètement inverse, les défis sont nombreux et les inégalités structurelles sont présentes et profondes, la coopération internationale est donc essentielle.

PL – Le Président Gabriel Boric a été très catégorique et sans ambiguïté sur le respect des droits de l’homme en tant que marque de sa politique étrangère. Il a critiqué le Venezuela et le Nicaragua. Mais aujourd’hui, des transformations politiques et géopolitiques sont en cours en Amérique latine, où le rapprochement des États-Unis avec le Venezuela pourrait en être une. Quelle part de pragmatisme sera nécessaire dans la politique étrangère du Chili ?

AU – Pour le Président, la question des droits de l’homme sera une question fondamentale pour notre gouvernement et notre politique étrangère. Cela dit, et étant très clair sur les positions que le Président a prises, en ce qui concerne le Venezuela et le Nicaragua, par exemple, nous avons également des relations bilatérales avec ces pays, et ces relations se poursuivront. J’espère que le leadership du Président Boric, un leadership de gauche, une gauche démocratique, pourra être utile pour rechercher un rapprochement avec ces pays, et chercher des solutions aux graves crises que traversent ces sociétés. C’est un défi, et ces gouvernements dont on parle doivent d’abord accepter cette envie de dialogue, cette main tendue que nous souhaitons témoigner. Il me semble que les relations bilatérales doivent continuer à exister avec tout le monde. Par exemple avec le Venezuela, concernant la question migratoire…

PL – Existe-t-il une possibilité d’accord ou une volonté régionale en la matière ?

AU – Il faut que nous puissions commencer à travailler sur une proposition qui doit être discutée avec différents pays. L’idée est de construire une politique migratoire avec les autres pays de la région pour trouver une solution face à cette grave crise sans précèdent en Amérique Latine. Mais cette solution passe aussi par le gouvernement vénézuélien lui-même, et nous devons dialoguer avec eux. En ce qui concerne les droits de l’homme, il est important d’accorder de l’importance aux victimes et de chercher des solutions au-delà des positions idéologiques et des gouvernements en place, l’importance c’est comment ensemble nous pouvons trouver des solutions. Dans le cas de la politique migratoire, il sera donc essentiel d’établir un dialogue avec le Venezuela.

PL – Vous l’avez dit dans une interview au journal La Tercera que le TPP11 ne sera pas une priorité du gouvernement actuel. Le Chili ne devrait-il pas commencer à chercher à renforcer le commerce intra-régional ?

AU – D’une part, le Chili a déjà un grand nombre d’accords de libre-échange avec le monde entier, ces traités sont toujours en vigueur et continueront d’être en vigueur, personne ne remet en cause aucun traité. Concernant le TPP11, il y a eu un long débat qui dure depuis de nombreuses années, et ce n’est pas une priorité, non pas parce que ce n’est pas important, mais parce qu’on comprend que la première chose à tenir compte c’est comment le processus constituant va se dérouler. Le processus constituant va être très important, ainsi que la façon dont la société chilienne considère les traités comme le TPP11. Mais en aucun cas il n’a été dit non à cet accord. Le Chili est aujourd’hui dans un débat qui aura des effets sur notre politique commerciale, sur le type de société que nous voulons, le développement durable que nous voulons, le commerce équitable, la participation des communautés locales au développement économique. Et d’une certaine manière, il sera très important de voir comment nous discuterons ce type de traités. Mais il ne s’agit pas de mettre un terme au TPP11, mais plutôt d’attendre ce qui résultera du débat constituant. J’insiste sur le fait que personne ne demande de modifier les traités, et éventuellement si un processus post-constitutionnel dans un domaine comme le développement durable, la participation des communautés locales, etc., j’évalue un scénario ultérieur qu’il me semble important de souligner …

PL – Mais il y a aussi certaines pressions de la part de certains partis politiques…

AU – Oui, c’est pourquoi il est important de souligner que si nous parlons d’agendas communs tels que le changement climatique, le développement durable, la participation communautaire, si cela finit par conduire à la nécessité de modifier les traités, toute révision est multilatérale, elle n’est pas unilatérale et sur cela nous devons être catégoriques. Mais il faut comprendre qu’il y a un ensemble de traités qui datent des années 90, que le monde a changé, qu’il y a de nouveaux défis. Le changement climatique il y a 20 ans était quelque chose de lointain, aujourd’hui il est là et il est urgent. La façon dont nous regardons les traités doit comporter ce nouveau regard. La question des nouvelles technologies, de la confidentialité des données, des questions qui font aujourd’hui partie de l’agenda mondial, et donc à terme certains traités doivent être vue sous un autre angle que ce qu’est le monde aujourd’hui. Si cela se produit, il doit s’agir de négociations dans le cadre multilatéral ou bilatéral selon l’accord, mais ce n’est pas un débat unilatéral.

PL – Le gouvernement de Sebastián Piñera est accusé d’avoir violé les droits de l’homme depuis le 18 octobre 2019, sa présidence a aussi signifié un profond recul en matière de politique étrangère. Pourtant, le Chili a été un pays reconnu pour son ouverture sur le monde, attaché au droit international et au multilatéralisme, et a eu des relations privilégiées sur les questions commerciales avec de grandes puissances comme les États-Unis et la Chine. Quelle sera la position du pays dans cette « nouvelle ère » définie par le chancelier allemand après l’invasion russe de l’Ukraine ?

AU – La position du Président a été très clair, il a condamné sans nuance, il a parlé d’une invasion, d’une atteinte à la souveraineté et a exprimé sa solidarité avec les victimes. Je crois que le tweet du président, court et précis, parle de lui-même de l’axe de la politique étrangère en la matière. Bien sûr, il y a des relations bilatérales, des relations commerciales, qui sont toujours prises en considération, mais en ce qui concerne l’invasion russe, le président a été très clair. Nous allons continuer à plaider et à insister pour reprendre les canaux diplomatiques et multilatéraux, car si nous n’insistons pas sur cette solution, seuls plus de gens mourront et la crise s’aggravera. De ce petit pays qu’est le Chili, notre voix sera d’élever l’urgence de se rasseoir à la table des négociations, de chercher à nouveau des solutions diplomatiques, à une crise qui, quelles que soient ses causes, la vérité c’est qu’il y a une invasion, il y a des innocents qui meurent, la vérité est que cela provoque une crise migratoire, des gens qui doivent quitter leur pays, se déplacer vers des pays qui ont subi une crise économique à cause de la pandémie. Donc, ce n’est pas seulement la crise du système multilatéral et de la diplomatie, il y a ici une crise humanitaire qui touche des millions de personnes, et au final c’est l’axe central, la vie des gens qui préoccupe le Président Boric. Il n’y a pas beaucoup de présidents qui parlent avec autant d’empathie de la vie des gens. Notre rôle, dans des situations de crise comme celle-ci ou d’autres, c’est de protéger les victimes et de rechercher les meilleures solutions. Si cela conduit à parler avec des gouvernements qui violent les droits de l’homme, bien sûr que nous le ferons, car ce qui compte, c’est de trouver des solutions pour mieux protéger les personnes.

PL – En quelques mots, comment définiriez-vous la politique étrangère de votre administration dans les mois à venir ?

AU – Féministe, multilatérale, avec une forte composante axée sur les droits humains.

Notes :

1 “Le Chili s’est reveillé” Expression faisant reference aux manifestations qui ont éclater en octubre 2019.

2 Ministre des affaires étrangères de Michelle Bachelet – 2014-2018.

« Les coups d’État sont de retour en Amérique latine après trente ans de vie démocratique » – Entretien avec Ernesto Samper

Ernesto Samper © Micaela Ayala V

Président de Colombie de 1994 à 1998, Ernesto Samper a dirigé l’UNASUR (Union des nations sud-américaines) de 2014 à 2017. Il porte un regard critique sur les changements politiques advenus ces dernières années en Amérique latine, marquées par un réalignement sur les États-Unis et un retour en force des agendas néolibéraux. Aux côtés de Rafael Correa, Lula ou Alberto Fernandez, il a co-fondé le Grupo de Puebla, un forum destiné à la configuration d’alternatives politiques progressistes pour le sous-continent. Entretien réalisé par Pierre Lebret, traduit par Lauréana Thevenet, Seb Tellor, Rachel Rudloff et Nubia Rodríguez.


LVSL – L’intégration régionale, qui avait connu une progression lorsqu’une majorité de gouvernements progressistes dirigeaient l’Amérique latine, semble être en reflux. Vous avez été secrétaire général de l’UNASUR [l’Union des nations sud-américaines, qui comprenait douze pays à son apogée ndlr] : qu’est-ce qui n’a pas fonctionné ? Comment réenclencher une dynamique d’intégration régionale ?

Ernesto Samper – Je dirais que les positions n’ont jamais été autant divergentes, et de ce fait l’intégration n’a jamais été aussi indispensable. En réalité, ce sont des conceptions très différentes de ce qu’elle devrait être qui coexistent dans la région. Tout le monde parle de l’intégration en tant que concept, mais chacun a une approche différente de la manière dont elle devrait être mise en place. Dans les secteurs progressistes, l’intégration représente une idée beaucoup plus profonde et complexe. Il s’agit de l’intégration en tant que projet régional : la construction d’une citoyenneté, la mobilité des biens et des services, de projets d’infrastructures, la création de réseaux scientifiques, l’élaboration de programmes communs en matière sociale et économique, d’une architecture financière commune, etc. C’est cela que nous voulons réaliser, et ce fut l’expérience de l’UNASUR. Ces idées ne sont pas mortes.

Les gouvernements du Brésil et de Bolivie sont issus de coups d’État (…) [qui] reviennent en Amérique Latine après trente ou quarante ans de vie démocratique.

Une conception néolibérale de l’intégration a été promue par les gouvernements en place, elle renvoie à ce que l’on a appelé Prosur [Forum pour le progrès et le développement de l’Amérique du Sud, une organisation concurrente de l’UNASUR initiée par le Président colombien Iván Duque et chilien Sebastian Piñera ndlr] – et Pronorte, encore davantage. Il s’agissait en réalité d’une intégration basée sur des accords de libre-échange : réductions tarifaires, garanties aux investissements étrangers, propriété intellectuelle, licences, brevets, etc. C’était une intégration axée sur une alliance avec les États-Unis. Il est important d’être clair sur cette distinction. Comment pouvons-nous y arriver ? Nous pourrions relancer l’UNASUR ou renforcer le Mercosur. En ce moment, je pense qu’il est possible de faire converger les processus d’intégration sous-régionaux qui existent toujours : l’UNASUR, le Mercosur, la Communauté andine, l’Alliance du Pacifique, l’intégration centre-américaine ou des Caraïbes, via la CELAC. Il faudrait que la CELAC devienne une sorte d’OEA, sans les États-Unis [Organisation des États américains, perçue comme une institution au service des intérêts américains ; Cuba en a été exclue jusqu’en 2009, et elle est aujourd’hui dirigée par Luis Almagro, qui a pris parti pour les États-Unis à de multiples occasions ndlr]. Ainsi, grâce à cette matrice de convergence que nous avons réussi à créer avec l’UNASUR, nous pourrions devenir une communauté latino-américaine comme prévu par la CELAC.

Pour ce faire, il est indispensable de mettre en place un secrétariat beaucoup plus puissant, qui aurait un mandat visant au développement de programmes régionaux qui ne soient pas « idéologiquement » marqués. Je pense que l’expérience que nous avons vécue ces dernières années met en lumière la nécessité d’une intégration politique, mais pas d’une intégration idéologique.

[Sur l’intégration régionale en Amérique latine, lire ici notre entretien avec Guillaume Long  : « Comment la Révolution citoyenne a été trahie »]

LVSL – Il y a quelques heures, vous avez déclaré : « il n’y a plus aucun endroit pour d’autres Bolsonaro dans la région ». Comment est-il possible d’éviter la réitération d’un tel phénomène (qui aurait été impensable quelques années auparavant) ? N’y a-t-il pas une certaine responsabilité des secteurs «progressistes » dans leurs échecs électoraux successifs ?

Monsieur Bolsonaro est arrivé au pouvoir à la suite d’un coup d’État qui a commencé avec la destitution de la Présidente Rousseff. Il s’agissait d’un coup d’État parlementaire, qui a été parachevé par la séquestration judiciaire du Président Lula, laquelle est survenue quand les sondages ont établi qu’il pouvait gagner les élections. Ainsi, Jair Bolsonaro n’a pas de légitimité pour représenter les intérêts du peuple brésilien ; il est arrivé au pouvoir de manière illégitime et est en train de précipiter le Brésil au bord d’un coup d’État militaire – que nous ne souhaitons pas comme issue politique pour le Brésil, mais qui pourrait devenir inéluctable s’il persiste à jouer avec la vie du peuple brésilien dans la gestion de la pandémie.

La même analyse peut être effectuée à propos du gouvernement bolivien, qui est le produit d’un coup d’État militaire. Nous ne voulons plus de ces gouvernements, qui résultent de coups d’État, et ils reviennent en Amérique Latine après trente ou quarante ans de vie démocratique.

[Pour une mise en contexte du coup d’État bolivien, lire sur LVSL l’article de Baptiste Albertone : « Les coups d’État à l’ère de la post-vérité »].

LVSL – Vous êtes un membre fondateur du Grupo de Puebla, un forum destiné à unir des personnalités du monde politique et universitaire avec un agenda progressiste. Peut-il contribuer à enclencher une dynamique d’union des mouvements progressistes latino-américains et caribéens ?

C’est notre objectif. La dernière réunion virtuelle en Colombie — figurez-vous que le virus n’est pas si malfaisant ! — nous a permis de réunir dans une même scène virtuelle des ex-présidents, vingt ex-chanceliers, quelques parlementaires, des ex-ministres, mais surtout toutes les forces progressistes de Colombie qui pour la première fois étaient unies, après de nombreuses années de division.

Le Grupo de Puebla, groupe de citoyens unis autour d’idéaux progressistes, n’est pas une organisation de partis ou de gouvernements : nous ne représentons que nos propres idées. Il peut constituer une plateforme de discussions qui pourrait être utile afin de sortir de la situation dans laquelle nous sommes, ou plus tard pour donner une impulsion nouvelle à un gouvernement comme celui du Président Alberto Fernández — qui d’une certaine façon a ramené les idées progressistes dans le domaine des politiques sociales, de reconstruction de la citoyenneté, des alternatives économiques. Le groupe possède plusieurs référents permettant, dans le futur, que les citoyens puissent voter pour des idées alternatives qui permettront à la région de sortir de la crise dans laquelle elle se trouve.

LVSL – La figure d’Alberto Fernández est-elle similaire à celle de Hugo Chávez pour l’Amérique latine ? Incarne-t-il, comme lui, un horizon de souveraineté et de réformes sociales pour le sous-continent ?

Ils diffèrent en matière de « caudillisme ». Cependant, l’histoire longue de l’Argentine en matière d’engagement pour les causes sociales, le référent historique que constitue le péronisme en tant que proposition populiste — dans le sens positif du terme —, peuvent être des facteurs qui permettront au projet de Fernandez de dépasser les frontières de l’Argentine. Bien sûr, chaque pays a ses propres caractéristiques. En Colombie, par exemple, la question de la viabilité des accords de paix constitue un enjeu crucial afin d’assurer, dans les années à venir, la gouvernance du pays.

En Colombie, nous assistons à une régression aux années du Président Uribe, lequel considérait que l’on n’avait pas affaire à un conflit armé mais à une « menace terroriste ».

LVSL – Iván Duque a été élu président de Colombie en août 2018. Comment définiriez-vous son gouvernement ?

C’est un gouvernement imprévisible, dans lequel certains propriétaires ont plus d’autorité que le président lui-même — des propriétaires idéologiques, internationaux, économiques. C’est un gouvernement de propriétaires, qui n’a toujours pas défini de ligne d’action claire, qui survit paradoxalement grâce à l’utilisation de la pandémie.

LVSL – Les États-Unis ont inclus Cuba dans leur liste noire de pays qui ne collaborent pas de manière active à la lutte anti-terroriste, ce qui n’a pas été condamné par la présidence de votre pays. Quelle est votre opinion à ce sujet ?

Nous savons tous que les listes noires des États-Unis ne correspondent pas à des critères « objectifs », mais à des décisions politiques visant à faire le tri entre « amis » et « ennemis ». C’est la fonction de cette liste anti-terroriste. Ce qui est surprenant, c’est le soutien du gouvernement colombien à la décision des États-Unis, qui n’a pas d’autre objectif que de mettre Cuba et le Venezuela dans la liste des ennemis des États-Unis – afin d’ouvrir un espace électoral pour la réélection de Trump. Ce faisant, il soutient les ennemis de Cuba et du Venezuela aux États-Unis. Dans le cas de la Colombie, cette décision est d’autant plus surprenante que l’État colombien a signé un accord avec la Norvège et Cuba, comme pays garants des processus de paix avec les FARC ou l’ELN [« Armée de libération nationale », deuxième groupe rebelle le plus important après les FARC ndlr]. Dans cet accord, ces pays s’obligent, par un protocole de rupture des négociations, à renvoyer les membres d’ELN ou des FARC à leur emplacement d’origine, en Colombie, en cas de rupture.

Ce que fait le gouvernement colombien, en mettant en jeu la crédibilité de tous ses processus de paix, c’est rompre un accord que l’État a signé, et conférer aux négociateurs de l’ELN – à qui ils ont reconnu le statut de négociateur politique -, un statut de terroristes. En cela, il s’agit d’une régression aux années du Président Uribe, lequel considérait que l’on n’avait pas affaire à un conflit armé mais à une « menace terroriste ». Le Président Santos avait rompu avec cette logique, reconnaissant un statut politique à l’ELN et aux FARC.

[Pour une mise en contexte du conflit colombien, lire sur LVSL : « En Colombie, le réarmement des FARC et la revanche de l’extrême droite paramilitaire »]

LVSL – Lors de la dernière entrevue du Grupo de Puebla, l’ex-Président Lula a fait appel à l’optimisme des forces progressistes d’Amérique latine. Voyez-vous avec optimiste l’avenir de la région, étant donné le contexte actuel ?

Nous autres latino-américains sommes idiosyncratiquement optimistes. Mais nous devons faire preuve d’un optimisme raisonnable, appuyé sur des actes, des chiffres, des actions concrètes, des agendas et des propositions. Ce qui retient mon attention, c’est que le Grupo de Puebla a généré de nouveaux instruments ; à titre d’exemples : le Conseil latino-américain de justice et de démocratie (CLAJUD) a été conçu par trente juristes qui travaillent sur une issue démocratique aux crises du continent ; l’initiative que nous présenterons au G20 pour la renégociation de la dette d’Amérique latine ; l’idée du vaccin comme bien public universel qui est concrétisée par l’Organisation mondiale de la santé — ici, nous sommes soutenus par la Chine, et non par les États-Unis.

Quoi qu’il en soit, l’issue de cette crise ne peut consister en un retour à l’équilibre antérieur. Nous devons nous diriger vers quelque chose d’autre ; l’Amérique latine doit inventer un modèle économique distinct, des propositions d’inclusions sociales distinctes, des alternatives financières audacieuses distinctes.

LVSL – La CEPAL [Commission économique pour l’Amérique latine et les Caraïbes ndlr] s’est montrée catégorique : l’Amérique latine, qui est toujours la région la plus inégalitaire du monde, vivra l’une des pires récessions de son histoire. Dans un contexte d’agitation sociale dans certains pays, les déséquilibres structurels de l’Amérique Latine et des Caraïbes apparaissent au grand jour. Comment percevez-vous la situation, et, comme ex-président de Colombie, quelles orientations de politique économique préconisez-vous ?

Cette expérience douloureuse nous donne une leçon quant à ce que nous ne pouvons reproduire. Alors que nous anticipions une menace ou une crise mondiale de nature terroriste, nucléaire ou liée au changement climatique, cette menace est venue du côté que nous attendions le moins : celui d’une « guerre biologique ». Cette dernière résulte de la sous-estimation de deux champs d’action. Premièrement, en matière d’équipement sanitaire, nous avons privatisé la santé en Amérique latine ; deuxièmement, nous avons ignoré la médecine préventive. Nous nous sommes uniquement concentrés sur la santé réactive, et nous en subissons aujourd’hui les conséquences. Le deuxième élément qui explique que nous avons été surpris par la pandémie est relatif au faible niveau de la région en matière de recherche scientifique. Nous avons consacré le peu que nous avions en matière de recherche — moins de 0,5% du Produit Intérieur Brut — non pas à la recherche liée à la prévention de la santé mais à des domaines comme l’intelligence artificielle ou le développement de capacités de défense.

Depuis le commencement de la pandémie, nous nous sommes refusés à appliquer des politiques qui auraient aidé à reconstruire l’économie avec des coûts sociaux minimaux. Je fais ici référence à la gestion des aléas sociaux. Certains pays latino-américains ont mis en place des systèmes de transferts conditionnels sous l’impulsion des gouvernements progressistes — comme ce fut le cas en Colombie avec le Sisben ou au Brésil avec la Bolsa Família — ; dans ces années-là, nous avons commencé à développer des programmes de soutien direct au secteur informel de l’économie. La grande différence dans le traitement social de cette pandémie entre les pays européens et latino-américains réside dans l’importance du secteur informel pour ces derniers. En Amérique Latine, plus de 56% des travailleurs se trouvent dans l’économie informelle ; ce secteur est constitué de petites et moyennes entreprises, de travailleurs indépendants, de personnes sans emploi, de chauffeurs de taxis, de marchands ambulants, etc. Je crois qu’il s’agit d’un facteur important à considérer pour l’avenir.

Nous avons une tâche immense devant nous : la reconstruction de l’économie régionale va nous coûter environ 12% du PIB. Nous allons devoir faire face à 29 millions de nouveaux pauvres. Nous devons trouver des méthodes qui soient différentes des précédentes : la contribution des banques centrales avec des prêts directs aux gouvernements, la renégociation de la dette extérieure des pays — non pas l’annulation, mais le moratoire de la dette, avec des exceptions pour certains pays comme l’Argentine et l’Equateur, dont les circonstances sont particulières. Quant à la fiscalité, nous ne pouvons pas retourner à des réformes fiscales régressives comme celles qui ont été mises en place avec ce populisme fiscal qui a fait son chemin avant la pandémie.

Nous ne pouvons pas continuer à répartir seulement le lait : il faut également partager les vaches qui produisent le lait. C’est le principe de l’impôt sur la propriété, sur le patrimoine.

Le panorama est donc de lumières et d’ombres : d’ombres, car nous aurions pu éviter que la pandémie soit si douloureuse ; mais de lumières, car des solutions existent pour traiter la pandémie et limiter son impact social.

LVSL – La prix Nobel d’économie, Esther Duflo, vient de demander le rétablissement de l’impôt sur la fortune (ISF), qui avait été supprimé par Emmanuel Macron en France. Étant donné l’importante concentration de richesses en Amérique Latine, ne s’agirait-il pas d’une mesure bienvenue dans la région ?

Bien sûr. Cette proposition coïncide avec celle du professeur Piketty, qui elle-même fait écho aux travaux de Joseph Stiglitz et Jeffrey Sachs ; ils établissent la nécessité d’un impôt sur le revenu. Nous ne pouvons pas continuer à répartir seulement le lait : il faut également partager les vaches qui produisent le lait. C’est le principe de l’impôt sur la propriété, sur le patrimoine, car l’héritage doit être pris en compte et c’est pour cela que lorsqu’on parle de réformes fiscales « redistributives », on ne parle pas d’impôts indirects comme la TVA ou l’impôt sur la consommation, mais d’impôts directs, qui taxent les bénéfices et la propriété. C’est sans aucun doute l’une des voix hétérodoxes qui nous sera utile pour financer la sortie de cette pandémie.

LVSL – À l’issue de la réunion — virtuelle — du Grupo de Puebla en Colombie le 15 mai, quels ont été les signaux envoyés par vos collègues progressistes colombiens ? Existe-t-il une aspiration commune à l’union politique, visant à changer de modèle et à défendre les libertés individuelles piétinées ?

Ce fut une grande victoire de réunir tous les dirigeants progressistes colombiens, aux côtés de leaders progressistes d’Amérique latine et d’Espagne, dans un pays introverti comme la Colombie ! Nous avons reçu un soutien important sur le thème de la pérennité des accords de paix, qui ont constitué notre point de ralliement lors des élections antérieures, et qui le demeureront certainement pour les suivantes. Enfin, nous avons partagé de nombreuses issues à la crise actuelle proposées par le professeur Stigliz — valides aussi bien pour la Colombie que pour le Brésil ou l’Argentine —, visant à collecter des ressources par l’entremise de politiques hétérodoxes.